Telefe
Los 20 participantes de la séptima edición ya están en la casa de Gran Hermano. Después de cuatro años afuera de la pantalla, el clásico reality show volvió a Telefe esta noche con algunas novedades y muchos de los vicios y tradiciones de las versiones anteriores.
Con Jorge Rial como sólido conductor, y el habitué Mariano Peluffo en la puerta de entrada a "la casa más famosa de la Argentina", la principal novedad en el rubro conducción fue la aparición de Silvina Luna, que recibirá a quienes vayan siendo eliminados y conducirá los resúmenes de la mañana.
Con Jorge Rial como sólido conductor, y el habitué Mariano Peluffo en la puerta de entrada a "la casa más famosa de la Argentina", la principal novedad en el rubro conducción fue la aparición de Silvina Luna, que recibirá a quienes vayan siendo eliminados y conducirá los resúmenes de la mañana.
"Vas a ver absolutamente todo", prometió Rial en el comienzo. Habrá que ver cómo funcionan los cambios en el rodaje diario. Se había especulado mucho con el ingreso de un participante "especial".
Se había dicho que podía ser una embarazada en sus últimas etapas de gestación, o un transexual, o una pareja del mismo sexo. El propio Rial buscó generar expectativa durante todo el programa.
Finalmente, la novedad se supo justo a la medianoche, tras la entrada de Alejandro al concurso.
El joven, con genitales femeninos, necesita el dinero del premio (400 mil pesos) para someterse a una operación de adecuación de sexo.
Por lo demás, la mentada publicidad de un Gran Hermano 2.0, con un desarrollo fuerte de las redes sociales se redujo –al menos en este principio- al anuncio de que cada "hermanito" tendrá una cuenta de Twitter en la que escribir sus pensamientos de 140 caracteres, aunque, claro, sin poder leer nada de lo que se dice en el mundo exterior.
Como ya es habitual en cada gala inicial de Gran Hermano, primó la sobreexcitación. No sólo de los (unánimemente jóvenes) participantes, sino por momento del propio Rial.
Hubo, por ejemplo, toda una puesta en escena para generar expectativa sobre los dormitorios, sólo para descubrir que en vez de camas individuales habrá tres por cuarto y los competidores deberán dormir de a tres o cuatro en la misma cama.
El primero en entrar a la casa de Gran Hermano fue el cordobés Martín Pepa, que se definió como "mujeriego, porque sé que me da". La segunda fue Gisele Marchi, una "líder positiva" según su definición. Y así.
Más "personajes". Emanuel fue el tercero, con su oficio de tallerista (hace chapa y pintura) y un padre con el que no tiene trato que es cura sanador. La "madre-joven-que-pasó-por-historia-difícil" parece ser Pamela, de Tanti, Córdoba. También entraron Rocío ("la típica histeriquita", según definición propia), un Martín con apellido ilustre (Anchorena) y una licenciada en Criminología, Natali, ayudante de un médico forense.
Entre todos, una alta cantidad de "boludos" promedio por frase. Y mucha excitación. Y algunos atisbos de cómo se pararán frente al juego.
También apareció un "campesino" (Juan, de Las Flores), una ex aspirante al Ejército de adolescente (Loreley), un operario que habló de ser fiel y tener códigos (Leandro, de Ciudad Evita), una lesbiana (Luz).
En general, a medida que los competidores se presentaban, había menciones a la ansiedad por conocer a los compañeros y a las ganas de jugar. Recién cuando entró la jujeña Tamara, y ya había pasado una docena de concursantes, se habló de que "se necesita el dinero".
Y habrá mucho en juego: 400 mil pesos para el que resista hasta el final.
A pesar de las historias diferenciadas (en algún punto), hubo mucha modelo y mucho joven de ojos claros. El promocionado quiebre del molde fue la entrada de Alejandro.
También hubo lugar para algunas reglas nuevas. En primer lugar, una serie de cartas con "poderes" para las nominaciones.
Y la chance de la "nominación fulminante", una facultad que cada participante podrá usar una sola vez en el juego y con la que se puede enviar a un competidor directamente a la tradicional decisión telefónica.
Poco más ofreció la velada. Sobre el final entró Marley, que reemplazará a un Rial de vacaciones en las próximas tres semanas. La gran apuesta de Telefe en la pelea por el rating está en marcha.
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Se había dicho que podía ser una embarazada en sus últimas etapas de gestación, o un transexual, o una pareja del mismo sexo. El propio Rial buscó generar expectativa durante todo el programa.
Finalmente, la novedad se supo justo a la medianoche, tras la entrada de Alejandro al concurso.
El joven, con genitales femeninos, necesita el dinero del premio (400 mil pesos) para someterse a una operación de adecuación de sexo.
Por lo demás, la mentada publicidad de un Gran Hermano 2.0, con un desarrollo fuerte de las redes sociales se redujo –al menos en este principio- al anuncio de que cada "hermanito" tendrá una cuenta de Twitter en la que escribir sus pensamientos de 140 caracteres, aunque, claro, sin poder leer nada de lo que se dice en el mundo exterior.
Como ya es habitual en cada gala inicial de Gran Hermano, primó la sobreexcitación. No sólo de los (unánimemente jóvenes) participantes, sino por momento del propio Rial.
Hubo, por ejemplo, toda una puesta en escena para generar expectativa sobre los dormitorios, sólo para descubrir que en vez de camas individuales habrá tres por cuarto y los competidores deberán dormir de a tres o cuatro en la misma cama.
El primero en entrar a la casa de Gran Hermano fue el cordobés Martín Pepa, que se definió como "mujeriego, porque sé que me da". La segunda fue Gisele Marchi, una "líder positiva" según su definición. Y así.
Más "personajes". Emanuel fue el tercero, con su oficio de tallerista (hace chapa y pintura) y un padre con el que no tiene trato que es cura sanador. La "madre-joven-que-pasó-por-historia-difícil" parece ser Pamela, de Tanti, Córdoba. También entraron Rocío ("la típica histeriquita", según definición propia), un Martín con apellido ilustre (Anchorena) y una licenciada en Criminología, Natali, ayudante de un médico forense.
Entre todos, una alta cantidad de "boludos" promedio por frase. Y mucha excitación. Y algunos atisbos de cómo se pararán frente al juego.
También apareció un "campesino" (Juan, de Las Flores), una ex aspirante al Ejército de adolescente (Loreley), un operario que habló de ser fiel y tener códigos (Leandro, de Ciudad Evita), una lesbiana (Luz).
En general, a medida que los competidores se presentaban, había menciones a la ansiedad por conocer a los compañeros y a las ganas de jugar. Recién cuando entró la jujeña Tamara, y ya había pasado una docena de concursantes, se habló de que "se necesita el dinero".
Y habrá mucho en juego: 400 mil pesos para el que resista hasta el final.
A pesar de las historias diferenciadas (en algún punto), hubo mucha modelo y mucho joven de ojos claros. El promocionado quiebre del molde fue la entrada de Alejandro.
También hubo lugar para algunas reglas nuevas. En primer lugar, una serie de cartas con "poderes" para las nominaciones.
Y la chance de la "nominación fulminante", una facultad que cada participante podrá usar una sola vez en el juego y con la que se puede enviar a un competidor directamente a la tradicional decisión telefónica.
Poco más ofreció la velada. Sobre el final entró Marley, que reemplazará a un Rial de vacaciones en las próximas tres semanas. La gran apuesta de Telefe en la pelea por el rating está en marcha.
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